la verdadera ley de atracción
Es posible que algunos de vosotros ya hayáis oído hablar de la ‘Ley de Atracción’ – existen varias películas sobre ella, varias libros hablan sobre ellas y todo parece ser tan fácil, en teoría…
La primera aparición de esta ‘ley’ proviene de Phineas Parkhurst Quimby, un relojero de Nueva Inglaterra, en el siglo XIX. Su ‘nueva corriente de pensamiento’ marcó las líneas generales de esta teoría, afirmando que cualesquiera que sean tus pensamientos, estos van a manifestarse. Wikipedia dice sobre esto: El Nuevo Pensamiento, en ocasiones conocido como Pensamiento Superior, promueve las ideas de que la Inteligencia Infinita, o Dios, está en todas partes, el espíritu es la totalidad de las cosas reales, la verdadera personalidad humana es divina, el pensamiento divino es una fuerza del bien, la enfermedad se origina en la mente y el “pensamiento de bien” tiene un efecto curativo. Esto puede sonar un poco presuntuoso, pero si lo piensas un poco hay un montón de verdad en todo esto.
Primero echemos un vistazo a algunos datos (para todos los profesionales ahí fuera): Como sabemos gracias a la física cuántica, todo está conectado, todos nosotros somos iguales pero diferentes, porque todo se mueve en diferentes frecuencias. Todo está creado a partir de los mismos elementos, solamente la composición y la frecuencia le proporciona a cada cosa su apariencia, su identidad. Simplemente al aceptar este hecho debes admitir que lo más grande y lo más pequeño son lo mismo, no existe ninguna diferencia en ninguno de ellos, uno para todos y todos para uno.
Nosotros, como humanos, estamos hechos de la más complicada combinación de elementos, pero existe un factor que realmente marca la diferencia: El pensamiento. En los últimos años el pensamiento se ha convertido en el centro de atención para muchos, todavía conocemos muy poco acerca de cómo funciona nuestro cerebro y qué es lo que lo hace tan poderoso, pero sabemos de hecho que nuestro cerebro es capaz de pensar, combinar, crear y manifestarse de una manera única y exclusiva, como ningún otro organismo vivo de nuestro planeta puede hacerlo.
De hecho, nadie sabe con exactitud por qué nuestro cerebro está mucho más desarrollado que el cerebro de los otros seres vivos de la Tierra, es de un tamaño mucho más grande y arrugado para caber en nuestro cráneo. Algunos dicen que fue una inyección de ‘inteligencia’ extraterrestre lo que hizo que nuestro cerebro creciera hasta su tamaño actual, algunos dicen que fue una evolución natural para ajustarse a nuestras necesidades. Pero, entonces, ¿por qué no sigue creciendo, una vez que parece que nos estamos volviendo cada vez más y más inteligentes? Sin embargo, éste no es el asunto de este artículo, puede que haga referencia a esto en un próximo artículo online, así que concluyamos este pensamiento con una explicación posible – no puede crecer más dentro de nuestro cráneo.
Ahora que sabemos que el pensamiento es lo que hace girar el mundo, parece lógico que seamos capaces de, en cierta manera, influir de forma activa en lo que nos sucede y lo que nos va a suceder. En la película ‘La Ley de la Atracción’ se dice que al imaginar lo que deseas, esto se manifestará y podrás alcanzar cualquier cosa simplemente con pensar en ello. Esto, de hecho, no es cierto, como tampoco lo es la mayor parte de la película en sí misma. Después de verla por primera vez, estaba sumamente impresionado, pero después de saber que todos los personajes de la película son ficticios** y están interpretados por actores, la desilusión fue incluso mayor que la fascinación inicial.
Lo que sucede es que, aunque pienses en un deseo específico para que se manifieste, tú estás en realidad alejándote de su cumplimiento, en lugar de ir en dirección a él. Esto sucede porque tú eres perfectamente consciente de la falta de esto y estás manifestando su ausencia en lugar de moverte hacia su manifestación. Esto lleva a la decepción y te encuentras más lejos que nunca de lo que quieres alcanzar. Es imposible llegar a donde quieres estar estando consciente de su ausencia, derrotas tu propio objetivo al emitir vibraciones negativas.
La manera correcta de hacerlo es imaginar la sensación de cómo sería si ya hubieras alcanzado lo que deseas, en otras palabras, no digas ‘Quiero (o necesito) dinero’, imagina la sensación de bienestar financiero incluso antes de conseguir el dinero, de esta forma vas a atraer conseguir esta sensación, de algún modo.
Otro ejemplo es el pensamiento de ‘Quiero (o necesito) una bici nueva’, no funciona porque piensas en que tú no tienes una bici, si en lugar de esto te gusta el bienestar que procede de tener una bici nueva, esto te sucederá y, más aún, otras cosas que corresponden con esta sensación también te sucederán. Suena a magia, pero es el resultado de pura física cuántica y, lo creas o no (¡otra vez lo mismo!), conmigo funciona a la perfección. Así que la próxima vez que tengas la necesidad apremiante de algo, olvídate de la desesperación, olvídate del pensamiento de ‘necesidad’ y, en su lugar, imagina que ya lo tienes y lo conseguirás tarde o temprano. Esta no es la clave para todo lo que has soñado, no te alegres demasiado, pero al practicarlo vas a notar que tu vida se moverá en la dirección que te imaginaste que lo haría.
¿Conclusión? Uno de los proverbios más antiguos jamás dichos: Ten cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad.
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